Llegaste en la noche desplomada a recorrer mis sentidos.
Miraste a través de mis ojos la herida callada.
El pergamino antiguo de mis manos desvanecidas,
Definitivamente la leyenda a través de mi mirada.
Llegaste a tocar con mis manos la razón que en ti y en mi se detiene,
El gozo perdido que dejó derramando una lágrima,
Pidiendo a la noche que devolviera la luz,
Y al insomnio que escondiera su cabeza desnuda en la tierra mojada.
¡Qué impalpables caminos por ti recorriera!
¡Qué enjambre de besos fluidos, ofreciera en la noche más calma!
Llegaste a escuchar con mi oído, el decrépito sonido de la hoja que tras de los años canta.
Pudiste detener el sonido de un beso, en el inmóvil momento que provoca su canto.
Escuchar a través de mi oído, la magia.
¡Qué necio el tiempo que evoca el recuerdo, la carne!
Ya la memoria no guarda la brisa y borra del olfato el olor de las rosas tempranas.
¡Me subyuga el olor, que quisiera prenderte!
¡El olor tempranero a que huele la hogaza.
Hoy has vuelto a saborear mis sentidos, mi tacto, mi vista, mi olfato, mi gusto, mi oído.
¡Tantos intensos sentidos, tantas entrañables palabras!
Poema de Carmela Rey
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