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jueves, 8 de diciembre de 2011

Hay besos

 

Hay besos que pronuncian por si solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan solo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuántas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

 Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tu los conoces bien son besos míos
inventados por mi, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

 ¿Te acuerdas del primero.?... indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios.
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
¿y que viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.


 Poema de Gabriela Mistral
 

La vejez



    Me llegará lentamente 
    Y me hallará distraído
    Probablemente dormido
    Sobre un colchón de laureles.
    Se instalará en el espejo,
    Inevitable y serena
    Y empezará su faena
    Por los primeros bosquejos.

    Con unas hebras de plata
    Me pintará los cabellos
    Y alguna línea en el cuello
    Que tapará la corbata.
    Aumentará mi codicia,
    Mis mañas y mis antojos
    Y me dará un par de anteojos
    Para sufrir las noticias.

    La vejez...
    Está a la vuelta de cualquier esquina,
    Allí, donde uno menos se imagina
    Se nos presenta por primera vez.

    La vejez...
    Es la más dura de las dictaduras,
    La grave ceremonia de clausura
    De lo que fue, la juventud alguna vez.

    Con admirable destreza,
    Como el mejor artesano
    Le irá quitando a mis manos
    Toda su antigua firmeza
    Y asesorando al Galeno,
    Me hará prohibir el cigarro
    Porque dirán que el catarro
    Viene ganando terreno.

    Me inventará un par de excusas
    Para amenguar la impotencia,
    "que vale más la experiencia
    Que pretensiones ilusas",
    Me llegará la bufanda,
    Las zapatillas de paño
    Y el reuma que año tras año
    Aumentará su demanda.


    La vejez...
    Es la antesala de lo inevitable,
    El último camino transitable
    Ante la duda... ¿qué vendrá después?;
    La vejez
    Es todo el equipaje de una vida,
    Dispuesto ante la puerta de salida
    Por la que no se puede ya volver


    A lo mejor, más que viejo
    Seré un anciano honorable,
    Tranquilo y lo más probable,
    Gran decidor de consejos
    O a lo peor, por celosa
    Me apartará de la gente
    Y cortará lentamente
    Mis pobres, últimas rosas.

    La vejez
    Está a la vuelta de cualquier esquina,
    Allí donde uno menos se imagina
    Se nos presenta por primera vez.
    La vejez...
    Es la más dura de las dictaduras,
    La grave ceremonia de clausura
    De lo que fue la juventud alguna vez.

La vejez 

   Poema de Alberto Cortez

lunes, 5 de diciembre de 2011

Dime... ¿qué tiras al agua?



Él: ¿Dime... qué tiras al agua?

Ella: Un público desconsuelo
Y una secreta esperanza.
Lagrimas que no son mías
Recuerdos y madrugadas.
Remordimientos antiguos,
Palabras... muchas palabras que por dichas
No conviene recordarlas...
Y tú... ¿qué tiras al agua?

Él: Trabajos mal terminados,
Canciones inacabadas,
Nombres de malos amigos, dudas,
Y dos o tres cartas malamente concebidas y
Escritas en hora mala.
Dime...¿ qué tiras al agua?

Ella: Silencios... muchos silencios,
Desgracias... muchas desgracias,
Desabridas actitudes, iras injustificadas, tiempo inútil y perdido,
Deudas que nunca se pagan,
Tristezas no comprendidas,
Hambres, miserias humanas,
Vergüenzas inconfesables,
Limosnas no confesadas,
Consejos paternalistas,
Éxodos de casa en casa
Y una desconsoladora sensación dentro del alma.
Y tú... ¿qué tiras al agua?

Él: Desatinos, desacuerdos,
Mentiras innecesarias,
Traiciones no cometidas,
Promesas no consumadas,
Falsos credos, diferencias,
Hipócritas alabanzas,
Prejuicios imperdonables,
Conclusiones temerarias,
Resentimientos obscuros, frases desafortunadas...
Mi vida... mi vida entera...

Ella: Mira como se la lleva el agua...


Dime... ¿qué tiras al agua? 

Poema de Alberto Cortez

jueves, 1 de diciembre de 2011

Tu voz



  Tu voz,
Como una canción de amor,
Respiro grato de tu vida
Que mece los latidos de mi corazón,
Siempre tierna, suave en las noches de luna,
Es la melodía que a mi alma acuna.
Tu risa,
Cascabeles en días de feria,
Campanillera con repique a gloria,
El clamor de alegría de la fiesta,
Llama a mi vida
Mi vida a la tuya.
Tus ojos,
Pozos negros sin fondo,
Donde mi alma se esconde
Al espacio infinito de tu ser.
Donde el tiempo y la distancia
Se pierden en la corola de un amanecer.
Tus ojos,
Inspectores de mi pensamiento,
Vigilan mis deseos y mi sueño.
Expectantes al movimiento
A la sonrisa de un te quiero.
Tus labios,
Que prometen y rompen promesas,
Fuentes de la vida
Donde hallo la pasión y la tregua,
Donde vivo plena de luz y de sombra
Donde reposo tranquila después de la rabia.
Tus labios,
Que me desvelan tus secretos
Tus anhelos y tu modestia,
Los que me dan la alegría y la pena.
Tus manos,
Alas de golondrinas
Que pasean por mis calles,
Que revolotean por mi piel
Sin hallar lugar donde posarse.
Tus manos,
Cálidas y pordioseras,
Mendigando calor y aventura
Recorren mi ilusión y mi quimera.
Tu corazón,
Fuerte y seguro como un marinero
Latido de la vida que a mí me mueve,
Presuroso y febril por un te quiero
Órgano sensible que me conmueve.
Tu corazón,
Penoso y dolido
Es la daga que me hiere
Y a fuego me marca
Cuando estas triste y lloroso
Es el dolor implorante de mi alma.
Tu amor,
Tan diferente en la proximidad  o en la distancia
Tanto me da la vida como me la quita
¿Acaso amor, sufrir significa?
Tu amor
Pedigüeño y exigente al mío
Me esclaviza y me consume
Pendiente de un suspiro o un quejido
Tu amor
Sin él ¿Acaso hubiera vida?

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